Uno de los
parajes más bellos y más inhóspitos del planeta que el abrasador calor hace
casi inaccesible. En su centro, una gran llanura de sal situada en el punto más
bajo de Norteamérica: 86
metros por debajo del nivel del mar… en pleno desierto.
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Destino: América
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País: Estados Unidos
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Categoría: trekking/mountain bike
Racetrack beach por Jon Sullivan (PD Photo.org). Las rocas se mueven por la acción de fuerzas naturales hasta 8 kilómetros por hora... a pesar de lo cual, nadie las ha visto jamás en movimiento. |
El Valle de Muerte es, sin lugar
a dudas, una tierra de extremos. Su punto más bajo está situado a 86 metros por debajo del
nivel del mar sin embargo, con 56º, fue durante muchos años el segundo lugar más caluroso de la
tierra, después de los 57º del Sahara Libio. El 23 de julio de 2006, en Badwaters, se registró un nuevo récord de 58,1º, con lo que el Valle de la Muerte pasó a ser oficialmenteel lugar más caluroso del planeta. La depresión está a escasos 50 kilómetros del
monte Whitney, de 4.400 metros, y sus laderas nevadas no hacen sino recalcar el tremendo calor del entorno. El punto más bajo del Valle está rodeado de una gran llanura de sal cuyo
espesor oscila entre los tres y los cinco metros.
Hay distintas versiones del
origen de tan llamativo nombre para el valle. Una de las historias cuenta que
hubo una expedición que intentaba encontrar un atajo para el comercio del
mineral de la zona y murieron dieciocho de sus treinta componentes intentando
salir del valle. Otra historia habla de dos caravanas que se encontraron
mientras buscaban un atajo y que vagaron por el valle hasta poder salir de él.
En esta historia sólo muere una persona, un anciano ya moribundo, y el nombre
lo recibe por una mujer que al salir del valle dijo: “adiós, Valle de la Muerte ”.
Este inhóspito paraje encierra en
su interior una gran belleza. Entre sus atractivos destacan la Paleta del Pintor, llamada
así por la caprichosa variación de colores de sus rocas, como si fuera un
gigantesco lienzo, la playa de Racetrack famosa por las rocas rodantes que se mueven solas, la gran llanura de sal o Salt Pan en cuyo centro se
encuentra la zona conocida como Campo de Golf del Diablo debido a sus hoyos y
protuberancias, o las Dunas de Arena, que dan al lugar el aspecto propio de un
desierto que todos tenemos en mente. Prácticamente todo el mundo ha visto estas
dunas aunque no lo sepa ya que aparecen en películas como la Guerra de las Galaxias.
La Paleta del Pintor de Death Valley. |
Descender hasta el Valle de la Muerte es un camino duro y
peligroso si no se va bien preparado, con equipo apropiado para protegernos del
abrasador sol y agua de sobra. Nosotros proponemos dos rutas para llegar hasta
el punto más bajo de Norteamérica: desde Badwaters andando o descender el Cañón
Titus bien en coche, bien en bici o mezclándolos ambos.
A orillas de Badwater encontramos el letrero que marca los 85,5 metros exactos por debajo del nivel del mar |
Etapa 1. Dos días de trekking por el Valle de la Muerte
Furnance Creek es un pueblo
situado en la entrada norte del Valle y el lugar desde donde parten muchas
excursiones. Nos internamos unos pocos kilómetros más en el valle y encontramos
el centro de visitantes donde los guardas nos ofrecen información y folletos
para los viajes autoguiados por el parque. El parque está formado por dos valles principales: Death Valley y Panamint.
Entramos en el Valle, en
dirección al Lago Manly. Este lago dejó de existir hace 2.000 o 3.000 años y en
su lugar ha quedado una gran salina llamada Salt Pan, nívea y cegadora. Esta
costra de sal alcanza en algunos puntos los cinco metros de espesor y en su
interior está el punto más bajo de Norteamérica al que se llega tras atravesar
lo que se conoce como el Campo de Golf del Diablo.
El camino es sorprendentemente
bueno y podemos admirar maravillas como las Dunas de Arena, que curiosamente es
dónde más vegetación hay, o la
Paleta del Pintor, en la que parece que un gigantesco artista
ha intentado expresar sus emociones. En realidad es un efecto de los distintos
minerales y de la erosión pero su sola visión hace que el viaje merezca la
pena. La Paleta
del Pintor es uno de esos misterios inimaginables de la naturaleza que hay que
ver por uno mismo ya que las palabras parecen insuficientes a la hora de
describirlo.
Artists Palette (La paleta del pintor) vista aérea. |
El camino continúa hacia
Badwaters, un manantial que no se seca nunca y de agua bebible aunque de sabor
poco recomendable. Badwaters está codo con codo con la gran llanura de sal y es
el final del recorrido en coche. A partir de aquí, si queremos continuar ha de
ser a pie y con mucha planificación.
Las temperaturas llegan hasta los
56º, por no hablar del calor que emana de la sal que pisamos o de su cegador
resplandor. Imprescindible: unas botas buenas, gafas para la nieve y un trapo
húmedo sobre la boca y la nariz para evitar que se nos sequen las mucosas.
Incluso con estas medidas, lo más
recomendable para llegar (y volver) hasta la placa que señala el punto más bajo
de Norteamérica es recorrer los cinco kilómetros que nos separan del Campo de
Golf del Diablo al anochecer y los dos restantes, a través de este traicionero
campo, enemigo acérrimo de rodillas y tobillos, al amanecer. Así nos dará tiempo a volver antes de que el
sol muestre todo su esplendor.
Hacer noche en Salt Pan, sobre
todo si hay luna llena, es impresionantemente sereno. Uno de los mejores
recuerdos que alguien se puede llevar de este lugar es el reflejo de la luna en
las inmensas llanuras de sal.
En cuanto la visibilidad lo
permita, y con cuidado de no quedarnos sin tobillos, partimos por el Campo de
Golf del Diablo. La llanura deja de serlo y se llena de montículos de sal dando
la impresión de que una mano gigante ha estrujado la salina. Dos kilómetros de
tortuoso camino para llegar a los 86 metros por debajo del nivel del mar situados
en pleno desierto abrasador.
Etapa 2. El Cañón Titus en bici o coche, otra forma de llegar al valle
El descenso al cañón es una ruta
de 40 kilómetros
recomendada para hacer en coche de doble tracción. Pero con una buena reserva
de agua se puede hacer parte en bicicleta, o incluso, para los más atrevidos y
teniendo en cuenta a la hora de planificarlo las abrasadoras temperaturas de la
zona, se puede hacer todo el recorrido.
Sin embargo, la ruta es bastante
dura y si se hace pedaleando es poco probable estar de vuelta a la hora de la
cena. Lo mejor es llevar material apropiado para hacer noche, sin olvidar una
buena esterilla que nos aísle del calor del suelo. Para hacerla en coche, sobre
todo hay que fijarse en llevar agua, comida y el depósito de gasolina hasta
arriba.
La ruta encara hacia el este y
sube hacia las Montañas Grapevine en un majestuoso despliegue de agujeros que
machacan el cuerpo. Entre todo tipo de lagartos, el ascenso se endurece hacia
el paso de Redstone (piedra roja), el punto más alto de este recorrido, conocido también como Red Pass, nombre por demás apropiado ya que todo en el
entorno es de un hermoso color rojo ocre. El camino cae casi repentinamente
hacia el Cañón Titus en una serie de vertiginosos descensos. Desde aquí se
puede admirar casi la totalidad del Valle con las montañas Panamint como telón
de fondo. A los pies de estas montañas se encuentra el valle Panamint, muy conocido por ser escenario de pruebas militares.
Seguimos varios kilómetros hasta
llegar al pueblo fantasma de Leadfield, abandonado en 1927, del que sólo quedan
algunas estructuras aunque se pueden apreciar aún las entradas a las minas. Un
pueblo ahora habitado tan sólo por los cactus y los lagartos.
Llegamos a Klare Springs, una de
las pocas fuentes de agua del parque y en dónde podemos apreciar petroglíficos
indios que atestiguan que en este inhóspito paraje ya habitaban los nativos americanos muchos
siglos antes de que la fiebre del oro lo diese a conocer. El cañón se estrecha
en los últimos kilómetros antes de llegar al Valle de la Muerte y a su níveo calor.